BREVE HISTORIA DE LA LUJURIA.

Museo de Estocolmo.


La sola visión de un culo  puede provocar risa, ser una ofensa, causar vergüenza, escándalo, asombro, tensión... Hay temas tan antiguos como el mundo que sin embargo no se miran con indiferencia por mucho que transcurran siglos. La sexualidad, el vicio y la lujuria son de esos hot topics (nunca mejor dicho) con los que a todos se nos activan las antenas.
La sexualidad, el vicio y la lujuria son de esos hot topics (nunca mejor dicho) con los que a todos se nos activan las antenas.  El término suele estar asociado al deseo sexual incontrolable, aunque, en realidad, también permite referirse al exceso o demasía de otro tipo de cosas. La lujuria se vincula con la lascivia, que es la imposibilidad de controlar la libido. En el mundo antiguo, los imperios griego y romano la celebraban. Mientras los devotos de la antigüedad la definían como un apetito excesivo por el placer carnal, la Biblia lo califica con términos como fornicación, adulterio o tentación de la carne .A lo largo de la historia, ha existido la perspectiva según la cual todo deseo sexual es lujurioso, independientemente de que éste sea o no incontrolable o esté o no dentro de los límites la obsesión o adicción. Esta perspectiva suele estar asociada a los límites que algunas religiones les imponen a sus practicantes, principalmente a los que cumplen funciones pastorales.
La palabra lujuria viene del latín Luxuria (abundancia, extravagancia) y este del verbo lexus (dislocado) y este del verbo luctari (luchar). Lujuria es forma extraída de las mas Latina luxuries, que quiere decir derroche desatado y lujo desmedido, generada a partir del sustantivo luxus (lujo, fausto, exceso), denominativo, derivado en efecto del adjetivo luxus (salido de su normal situación)
Las religiones suelen condenar a la lujuria. Para el catolicismo, la lujuria es un pecado capital, mientras que el hinduismo la señala como uno de los cinco males. La religión, en general, considera que el deseo sexual en sí mismo es lujurioso, más allá de su pertenencia o no al campo de la obsesión. La condena moral a la lujuria está vinculada, por ejemplo, a la prohibición de las relaciones sexuales fuera del matrimonio. La lujuria está relacionada, en otras palabras, a los pensamientos posesivos sobre otra persona. Cuando este tipo de obsesiones llega a un extremo patológico, puede generar compulsiones sexuales, abusos y violaciones.
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