DIOS OCIOSO.

Deus otiosus o "dios ocioso" es un concepto teológico empleado para describir la creencia en un dios creador que se retira del mundo y deja de involucrarse en sus ocupaciones, lo que constituye un principi
o central del deísmo. Un concepto similar es el de deus absconditus o "dios oculto" de Tomás de Aquino (Wever: 220). Aunque Aquino era católico y no deísta, tanto su concepto de "dios oculto" como el concepto de "dios ocioso" se refieren a una deidad cuya existencia no es asequible al conocimiento de los humanos mediante la mera contemplación o examinación de las acciones divinas. El concepto de deus otiosus suele referirse a un dios que se ha cansado de su participación en este mundo y que ha sido sustituido por dioses más jóvenes y activos; mientras que deus absconditus hace referencia a un dios que ha abandonado este mundo conscientemente para esconderse en otro lugar.
En Sumeria, Enlil y Enkil son los dioses más jóvenes que reemplazan al deus otiosus . En la religión griega, los dioses más antiguos como Urano y Gea son sustituidos por los olímpicos Zeus y Hera. En el hinduismo, en muchos puranas medievales, Indra aparece como un deus otiosus, mientras que Shiva y Vishnú son los dioses más jóvenes y activos, más accesibles y que pueden ser comprendidos. En la mitología báltica, Deivas era probablemente un deus otiosus. En el cristianismo, Martín Lutero utilizó la idea de deus absconditus para explicar el misterio y aislamiento de Dios.
El Monoteísmo cuenta con una teoría que se aplica al llamado “Dios ocioso”, según el cual, sólo hay un Dios creador de todo pero que después de la creación se alejó y dejó a la humanidad sola y desprovista Este tipo de concepción es muy común en diversas tribus africanas, sin embargo debemos tener claro que argumentar un monoteísmo con base en esta concepción sienta un precedente volviendo históricas sus mitologías sobre el origen; de todos modos lo mencionamos por la antigüedad de su concepción y su relación con el tema.
Pero traigo una frase importante para entender un poco cómo esta concepción del dios ocioso da pie al paso a un posterior politeísmo:
La idea del Dios ocioso nos remite a esa trágica idea de que la fe en un único Dios presupone un esfuerzo espiritual de tal índole que al final el drama del hombre es sentirse alejado de ese de Dios y tener que acudir a los dioses”
Frente a tal situación, vale recordar que en la historia de Occidente hubo un largo momento, en el siglo XVII y en el XVIII, en el cual la tesis de que un deus otiousus, un ''Dios ocioso'' que no intervenía en los asuntos del mundo ni de los mortales, se había convertido en un tema de conflicto para teólogos y sacerdotes, cuya mayoría condenaba la tesis de la ociosidad divina. Las largas discusiones permitían desplegar toda una serie de argumentos: el ateísmo, las confesiones, las oraciones básicas, la filosofía de la religión, el socialismo, la edad de la razón, y muchas voces llegaron a la tesis de que el deísmo, el grupo que más o menos defendía la existencia de Dios, significaba esencialmente el derecho de cada hombre a elegir a su dios y a sus oraciones. Algunos filósofos, sin embargo, como Juan Jacobo Rousseau, desnudaron razones que apuntaban hacia un fenómeno nuevo: la revolución.

La mayor parte de esos analistas comenzaron por enfatizar que la edad de la razón le proporcionó a Francia lo que pudiéramos llamar la lógica de la razón. La cual conducía, según algunos maestros, a razonar sobre la revolución y la violencia. Es decir, si Dios no se va, si no quiere o no puede intervenir en los asuntos humanos, los hombres tienen el derecho de ocupar ese vacío estudiando el método de la razón.

Una pequeña digresión etimológica nos ayuda a entender mejor el sentido original de muchas palabras. En la antigua Roma, por ejemplo, la hora del descanso y el entretenimiento era llamada la hora del otium, del ''ocio'' en español. Una palabra obviamente vinculada al título de Dios ocioso que anotamos antes. Mas cuando llegaba el momento del trabajo, a la palabra otium se le había insertado el vocablo nec para crear la palabra nec-otium, es decir, ''no-ocio'', es decir, negocio. La raíz del vocablo ''negocio'' es trabajo. Palabra que se iba a multiplicar por el mundo hispano, pero no por el mundo sajón, donde la extraña palabra business tenía otro sentido.
Como dijimos antes, la edad de la razón parecía analizar y alentar el sentido de justicia que debe tener toda sociedad. Años más tarde, Francia fue sacudida por la primera revolución europea y hubo oportunidad de analizar sus elementos. A principios del siglo XX una nueva revolución, la soviética, había barrido a Dios y a sus creyentes. Barridos no con escobas, sino con plomos. Es decir, la trilogía revolucionaria volvía a funcionar: primero, la razón mostraba la injusticia de la sociedad; segundo, la radical violencia llegaba al poder; y, finalmente, el poder se hacia permanente. Lenin y Stalin aplicaron la violencia a todo el que se oponía o era acusado de oponerse al comunismo. La Unión Soviética llegó a ser, simple o trágicamente, un estado totalitario, sin metas ni planes, donde sólo eran eficientes la represión y la propaganda. El sacrificio y asesinato de millones de seres humanos no logró alcanzar ni un peldaño de ventaja económica.
Trágicamente, como anotó una vez Albert Camus, los ''revolucionarios'' siguen copiando los fracasados ''modelos'' de la revolución. Obedeciendo a Fidel Castro, la revolución cubana siguió el modelo soviético y de Cuba desapareció la libertad y el azúcar. A su vez, como si nada hubiera ocurrido, el actual dictador de Venezuela, Hugo Chávez, proclamó la ''revolución bolivariana'' y comenzó a hundir a la economía venezolana. Mientras tanto, en Cuba, a los setenta y siete años, más viejo que Stalin y Hitler, Fidel Castro sigue guiando al fracaso. Pero en el mundo musulmán aún los fracasos tensan el ambiente.
Por su parte, el Dios ''ocioso'', el que está inmerso en el universo, pero no en el mundo, no parece haber recibido mucha atención. Tal vez, ante una violencia tan colectiva de soldados y guerrilleros, sea preciso cambiar de métodos y amenazas. Apuntar, como aconseja Victor Davis Hanson, en su Ripples of Battle, volver a la realidad cuando la realidad sea violenta. Buscar alianzas efectivas y definir hasta dónde llegan. Y mostrar, dice Hanson, que la guerra dura más que la paz y que los ilusos deberían comprender que la razón para Hiroshima está en Okinawa y salvó a miles de japoneses y americanos.

El dios ocioso y la revoluciòn

Deuos Otiosus.
Recuperado de
Padre y Cielo.


















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