PRIAPO Y EL PRIAPRISMO

muchos pueblos y civilizaciones de la Antigüedad , aceptaròn  el sexo y su reflejo social como algo que entraba en el orden de las cosas, compartido por hombres y dioses, algo que formaba parte de la vida (de los placeres de la vida), de lo que disfrutar, siempre y cuando se respetaran unas cuantas normas de respeto y decoro social. Para la mayoría de los pueblos de la Antigüedad, el concepto de sexo estaba lejos de la noción de pecado, y los mecanismos de control, que obviamente los había, se regían fundamentalmente por una base moral natural, unas normas sociales de respeto mutuo y, en definitiva, de sentido común.
Un ejmplo de lo dicho se encuentra en Priapo.

PRIAPO divinidad menor agrícola de la mitología greco-romana, considerada protectora de los rebaños, de las abejas, del vino, de la horticultura y de la pesca, asi como deidad de la fertilidad y protector contra el mal de ojo. Suele ser representado con un falo descomunal y llevando una cornucopia o cuerno de la abundancia, y a veces como un enano deforme con una erección bestial. Diversas fuentes se contradicen en el momento de darle un padre (los dioses Dionisos, Pan, Adonis o Hermes le son atribuidos), pero todos señalan a la diosa Afrodita como su progenitora que, al estar embarazada de Príapo, fue tocada por Hera quien, disgustada por su ligereza, hizo que alumbrase a un hijo afeado con unos genitales desproporcionados.

Los romanos solían colocar en sus jardines estatuas de Príapo, normalmente con la forma de toscas hermas de madera de higuera, manchadas de bermellón (de aquí que el dios fuese llamado ruber o rubicundus), con un enorme falo erecto, llevando fruta en su ropa y una hoz o una cornucopia en la mano. Su función era la de garantizar una abundante cosecha. Príapo alejaba el mal de ojo y su estatua protegía las huertas de los ladrones. Como otras divinidades protectoras de las artes agrícolas, se le creía poseedor de poderes proféticos, y a veces se le menciona en plural.

Sin embargo, otros muestran cómo los poetas inventaron situaciones cómicas y obscenas para Príapo, otorgándole un prominencia literaria mayor de la que gozó en los ritos y la religión, si bien las figuras fálicas enmascaradas destacaban en muchas ocasiones festivas, tanto en Grecia como en el mundo romano.

Según algunos mitógrafos, sus lugares originarios de culto eran las ciudades de Asia Menor situadas en el Helesponto, particularmente Lámpsaco. Por esto a veces era llamado «Helespóntico».1 Más tarde, su culto se difundiría por Grecia e Italia. Los poetas griegos más antiguos, como Homero o Hesíodo, no mencionan Príapo y Estrabón2 afirma expresamente que sólo tardíamente fue objeto de adoración divina.

Príapo tenía tantos rasgos en común con los otros dioses de la fertilidad que los órficos le identificaban con sus místicos Dioniso, Hermes, Helios y demás. Las leyendas áticas le relacionan con seres tan sensuales y licenciosos como Conisalos, Ortanes, Fonile y Ticone. En cierta manera su equivalente en la mitología romana, donde fue mucho más popular que en la griega, era Mutinus Mutunus, la personificación del poder fructífero de la naturaleza.Príapo también es reconocido como un santo en la Ecclesia Gnostica Catholica.

En las excavaciones de Pompeya se descubrió un famoso fresco de Príapo pintado en las paredes del vestíbulo de la casa de los Vettii. Se cree que la función de este fresco era contrarrestar al mal de ojo de los envidiosos de la riqueza de los Vettii, dos acaudalados comerciantes de la ciudad que gastaron grandes sumas en decorar su mansión


PRIAPISMO: La palabra proviene del griego priapismós, que tiene el mismo significado, y deriva del nombre de Príapos (Príapo), el dios de la fertilidad vegetal y animal, hijo de Afrodita y Dionisos, representado con un falo enorme, venerado inicialmente en la región del Helesponto.


Según el mito griego, el priapismo era un castigo de los dioses: Pegaso, embajador de Dionisos, partió de su ciudad, Eleuteras, hacia Atenas, llevando una estatua del dios del vino, pero al llegar a destino fue rechazado con furia por los atenienses y tuvo que emprender el regreso . En represalia, Dionisos castigó a los hombres de Atenas con la enfermedad del priapismo. Cuando consultaron el oráculo de Delfos, éste les advirtió que sólo podrían curarse si homenajeaban al dios ofendido con los cultos que merecía.
Los afectados fabricaron entonces grandes falos y los llevaron en procesión junto con la estatua de Dionisos. El mal cesó y todo volvió a lo normal, pero por las dudas, para evitar toda posibilidad de recaída, desde entonces en Atenas, junto con las Grandes Dionisíacas, la fiesta anual del vino, se realizaba la procesión de los falos, llamada phallephoria.

El  priapismo es unafalofección masculina que hace referencia a una gran, larga y dolorosa erección del miembro viril, muchas veces sin estimulación sexual (sea física como psicológica), en la que el pene no vuelve a su flacidez normal al cabo de 4 horas. Las causas tienen factores neurológicos y vasculares complejos. Pueden estar asociadas a una actividad sexual prolongada, a la leucemia, a la enfermedad de Fabry, a desórdenes hematológicos, a una enfermedad cerebro-espinal como la sífilis, a una infección genital, a ciertas heridas y traumatismos de la columna vertebral o a una inflamación. El priapismo puede ser provocado por medicamentos como los antidepresivos, los antihipertensores, anticoagulantes y corticoides; también puede ser un síntoma de privación de drogas como la heroína. Las complicaciones derivadas del priapismo, sin atención médica urgente, pueden llevar a una trombosis (coagulación de la sangre retenida en el pene) y dañar los conductos sanguíneos de forma irreversible con la consecuencia de una impotencia permanente y, en el peor de los casos, a una gangrena del miembro viril que implicaría la amputación del mismo. En el caso de las mujeres, el priapismo tiene su equivalente en el clitorismo, que consiste en una erección patológica del clítoris.

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