EL COLESTEROL DE LA MONA LISA

Un médico italiano ha «diagnosticado» a los protagonistas de algunas de las obras más famosas de los maestros de la pintura, desde Boticelli a Velázquez. Así, la expresión de la Gioconda se debería... a un exceso de grasas.


6 Enero 10 - Roma - R. C.

A lo largo de los siglos, cualificados expertos de todas las ramas han aventurado sus hipótesis sobre los escasos centrímetros cuadrados de lienzo que más libros han llenado: una amante cómplice, una modelo encinta, un secreto compartido, una tristeza oculta tras una aparente tranquilidad... Parece, si hacemos caso a las conclusiones de Tito Franco, que el misterio de la expresión de la «Mona Lisa» escondía una solución bastante más mundana: exceso de colesterol.
Así, al menos, lo cree este médico italiano, tal y como recoge el diario inglés «The Times». Franco asegura haber descubierto signos de distintas patologías en cuadros como «Las Meninas», de Velázquez, y la propia «Gioconda», de Leonardo da Vinci. ¿En qué se basa? En el caso de la enigmática joven renacentista, habría síntomas de xantelasma alrededor de su ojo izquierdo.

Los cálculos de Miguel Ángel
La xantelasma consiste en pequeños tumores benignos o levantamientos grasos situados alrededor de los párpados. Además, en sus manos, cruzadas con delicadeza sobre su cintura, vislumbra lipomas subcutáneos, otro tipo de tumores benignos. En ambos casos, la causa está relacionada con el exceso de colesterol.
Franco, profesor de Anatomía Patológica de la Universidad de Palermo, presentó sus conclusiones en un congreso médico en Florencia. El propio investigador explicó al rotativo inglés que comenzó a investigar obras maestras de la pintura hace dos años. A través de los lienzos, Franco ha ido descubriendo signos de diversas afecciones, que van desde malformaciones óseas hasta cálculos renales. «Miro el arte con un ojo distinto al de un experto en pintura, como un matemático escucha la música de modo diferente a como lo hace un crítico musical», explica Franco, que ha analizado un centenar de obras, desde esculturas egipcias a ciertas producciones contemporáneas. En «Las Meninas», Franco dice haber descubierto que el personaje principal, la infanta Margarita, parece víctima del llamado síndrome de Albright, enfermedad genética que «incluye pubertad precoz, corta estatura, enfermedades óseas y problemas hormonales».
«La Escuela de Atenas», una obra de Rafael fechada entre 1510 y 1511, reúne a los principales pensadores y filósofos de la antigüedad. El fresco de los Museos Vaticanos retrata así a Platón y Aristóteles y, supuestamente, otros de los «invitados» son Pitágoras, Empédocles, Sócrates... Una de las figuras se cree que representa a Heráclito, aunque dibujado a imagen y semejanza de Miguel Ángel, que aparece sentado en unas escaleras con las rodillas muy hinchadas y con apariencia nudosa. Unos síntomas que son, según el médico italiano, «claramente consecuencia de un exceso de ácido úrico típico de quienes padecen de cálculos renales». Algo que concuerda con las confesiones del autor de la Capilla Sixtina, que en su correspondencia lamentaba sufrir de los riñones y de la vejiga, y que podría también haber padecido gota.
Otra de las obras que ha investigado Franco es el «Cupido Durmiente», de Caravaggio, que se conserva en el palacio Pitti, de Florencia. Franco asegura identificar signos de «artritis reumatoide infantil, o tal vez raquitismo».
No se ha salvado del ojo clínico del doctor italiano la «Madonna del Parto», de Piero della Francesca: la protagonista del fresco, realizado hacia 1445 y conservado parcialmente en la localidad de Monterchi, muestra síntomas de bocio, una hinchazón de la glándula tiroidea «típica de personas que bebían aguas de pozo en algunas zonas» durante la Edad Media y que sufrían carencia de yodo, según el estudioso.
Más rebuscado parece el diagnóstico del modelo de Boticelli en «Retrato de un hombre joven», que exhibe la National Gallery de Washington. Para Franco, sus largos y finos dedos y su extremada delicadeza, casi femenina, indican que el noble sufría de aracnodactilia, o «dedos de araña», una afección que podría estar causada por enfermedades como el Síndrome de Marfan. La misma dolencia aparecería en el largo cuello de la «Madonna» de Parmigianino alojada en la Galería de los Uffizi.

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